Técnicas de Meditación, Dhyana.
Meditación es no hacer nada, permanecer sentados o tumbados, en quietud, en silencio conscientes de todo lo que acontece instante a instante. Y dejar que esta actitud de conciencia se extienda también a nuestra vida cotidiana.
Cuando la concentración se mantiene de manera ininterrumpida y sujeto y objeto comienzan a perder sus fronteras, esto es meditación, en la que las distracciones ya no incordian y toda la atención esta absorta en el sujeto y objeto y ambos parecen tener la misma Realidad. Este proceso no puede forzarse, únicamente preparamos la situación adecuada para que la experiencia de la meditación suceda.
Utilizamos la observación, la atención y la concentración para interiorizarnos y alcanzar ese estado de equilibrio y serenidad que constituye nuestra esencia más profunda, el estado del yoga.
“sva-viṣṭaya-asaṃprayoge cittasya sva-rūpa-anukara iva indriyānam pratyāhārah”. II54II Cap. 2 YSP.
Se conoce como pratyahara, ese estado en el que los sentidos cesan de buscar en el exterior y se funden con la cualidad existencial de la conciencia.
“deśa bandhaś cittasya dhāraṇā". II1II Cap. 3 YSP.
Dharana, concentración, es fijar la mente en un solo sitio.
“tatra pratyaaya-eka-tānatā dhyānam”. II2II Cap 3. YSP.
Dhyana, meditación, es el flujo ininterrumpido del contenido de la conciencia.
La meditación es casi la única liberación que hoy tenemos de la tiranía de la agenda en la vida cotidiana, una de las pocas maneras en las que podemos experimentar la vida como algo libre de finalidades y tareas que han de ser realizadas.
No buscamos una experiencia extraordinaria sino más bien despertar a lo extraordinario de la experiencia ordinaria.
La meditación debe abrirnos a la posibilidad de nuestra propia vulnerabilidad, nuestra propia “sacralidad” como parte de esa Presencia.
Nuestra práctica misma debería disolver la ilusión de quien pensamos que somos y darnos el coraje de mirar hacia lo que desconocemos.
Swami Ambikananda